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¡Hola chicas! Qué bueno volver a encontrarnos. Siempre es un lujo saber de ustedes. Cuentenme, ¿cómo están? ¿Cómo pasaron las vacaciones de invierno? Les cuento algo de mi, este invierno me fui de viaje a Bariloche con mi familia y aprendí a hacer snowboard. Confieso que me resultó muy difícil. Me costó varias caídas, y aunque me frustraba un poco, no dejé de intentarlo ¡hasta que lo logré! ¿Y saben en qué pensaba? En Nosotras.

Porque no siempre las cosas nos salen como queremos, ni siempre tenemos la constancia para volver a intentarlo, ¿no? Yo me subí al avión pensando que en cuestión de minutos iba a tener resuelto el asunto del snowboard, pero me llevó unas cuantas horas tomarle la mano sin aterrizar en la nieve. ¿Les pasa esto de querer que salga bien de una y sentir un golpe bajo en la autoestima cuando la vida nos muestra que habrá que seguir practicando, intentando y probando de diferentes maneras hasta que finalmente algo cambia? Y quizás, incluso, eso que cambia tampoco es tan grande ni refleja lo que imaginábamos. Por el contrario, muchas veces es un cambio pequeñísimo, casi tan ínfimo que en ocasiones no lo registramos.

¡Celebramos el placer femenino!

Cuestión, venía por aquí a hablarles de un tema que para muchas de nosotras también implica paciencia, constancia e incluso, un registro muy activo de esos pequeños cambios que cuestan registrar.

Nuestro tema de hoy, chicas: el orgasmo femenino. ¿Y por qué usar el mes de Agosto para hablar de este tema? Porque el 6 de agosto es el Día Internacional del Orgasmo y quienes nos dedicamos a comunicar acerca de la salud sexual usamos la fecha para hablar de una temática que ha sido tabú por los siglos de los siglos. Pero, como en el snowboard, algo está cambiando. La transformación es paulatina, pero a paso firme. Y eso es una gran noticia para todas porque, en resumen, de esto se trata: de aprender a disfrutar de nuestro cuerpo, de conocernos y de animarnos a desafiar nuestras posibilidades.

¿Cuánto te conocés a vos misma?

Entonces, ¡hablemos de orgasmos femeninos! Hace algunos años se hizo una investigación en el Hospital de Clínicas de la Ciudad de Buenos Aires, en la que se llegó a algunas conclusiones:

  • El 30% de las mujeres alguna vez tuvieron problemas para alcanzar un orgasmo.

  • El 12% de las mujeres nunca experimentaron un orgasmo, ni solas ni en pareja.

  • El 90% de las causas de la anorgasmia son emocionales y no físicas.

Vamos por partes: ese 12% de mujeres que nunca experimentaron un orgasmo está salpicado por este 90% de causas emocionales. Es decir, desde la ansiedad, el temor, las inseguridades en relación al propio cuerpo y el desconocimiento sobre placer femenino hacen que muchas de nosotras hayamos estado encerradas en una gran caja negra, sabiendo que “allí afuera” existen personas que tienen orgasmos pero no, eso no es para nosotras, eso sólo le pasa a otras personas. Y eso no es así: A menos que exista alguna condición física o patológica, todas las mujeres del planeta tenemos la posibilidad de sentir placer femenino y llegar al orgasmo.

La influencia de las expectativas en el orgasmo femenino

Aun así, uno de los grandes problemas (sino el más grande, diría) es que a veces la expectativa que tenemos en relación al placer femenino es tan alta, es tan lejana la vara, que en la vida real no existe algo ni similar a esto que nosotras mismas nos planteamos en nuestras fantasías.

A veces el orgasmo que queremos tener es el que vimos en una porno, el que nos dijeron, o anhelamos, el que nos contó nuestra mejor amiga, o el que tu pareja te dice que tenía su ex (si, existe gente así).

Entonces: ¿cuánto lugar dejamos para el disfrute y la liberación de estas sensaciones placenteras, si nos estamos comparando contínuamente con nuestra vecina, nuestra amiga o la ex de nuestra pareja actual? ¿Qué posibilidades de sentir orgasmos tenemos si no conocemos ni reconocemos nuestro propio cuerpo?

Esto que parecía lejano y ajeno a esta generación, sigue presente: el tabú del orgasmo femenino.

¿Por qué te preguntan si “acabaste”?

Entonces, al desconocimiento del cuerpo y al sin sabor que nos deja el no alcanzar el orgasmo femenino ideal, hay que sumarle la hiper observación del fracaso. En castellano, significa estar súper pendiente de llegar sí o sí al orgasmo como la meta de cada encuentro sexual. Y ni les digo cuando es la pareja quien pregunta, insistente, ¿acabaste?

Esta pregunta por “acabar” hunde sus raíces nada más y nada menos que en la sexualidad masculina. Tiene que ver con terminar, con finalizar un encuentro sexual. ¿Y a que no saben para quién/es se termina un encuentro cuando tienen un orgasmo? ¡Ajam! para los hombres.

En general, los hombres eyaculan en simultáneo con su orgasmo y en ese momento, para muchos de ellos, termina todo acto sexual. De ahí surge el “¿acabaste?”, como si el orgasmo fuera el único fin o la única meta posible en un encuentro íntimo.

6 consejos para conocerte a través del placer femenino

Sin embargo, chicas, la naturaleza es sabia. Y así como nos cuesta biológica y fisiológicamente un poquito más llegar a estados altos de excitación, nos compensa con la posibilidad de continuar el placer aún después de haber tenido uno o varios orgasmos. Es decir: nosotras nos recuperamos mucho más rápido que los hombres, en comparativa.

Por supuesto que todo esto no tiene sentido si no sabés ni cómo tocarte ni cómo pedir que te toquen. Entonces:

1. Observá tu cuerpo

Observate la vulva con un espejo todos los días, amigate con ella. Aceptala tal cual es, con sus pliegues, sus cambios de flujo y su color variable a lo largo del mes.

2. Usá tu imaginación

Recurrí a tu imaginación, a pensamientos y fantasías eróticas. Si no te sale bien esta parte, podés buscar literatura erótica, videos eróticos o relatos que puedan darte un puntapié para disparar la imaginación y trabajar en tu placer femenino.

3. Creá un entorno relajante

Relajá todo tu cuerpo. Probá un buen baño de burbujas con música que te guste, tomando algo y acariciando todo tu cuerpo.

4. Comenzá a tocarte

Y luego, en privacidad y sin interrupciones, comenzá a tocarte suavemente de la manera que te salga. También, sumale inhalaciones y exhalaciones profundas que acompañen el movimiento pélvico.

5. Guiá a tu cerebro

Si sentís que estás “casi” por llegar al orgasmo, pero te cuesta “llegar”, hay dos elementos que serán claves. Uno es preguntarte si ese orgasmo al que querés llegar es el propio, el tuyo. ¡Cuidado con las expectativas! todas sentimos placer, pero de maneras muy diferentes.

Y por otro lado, si lo que te está costando es dar ese pasito que te lleve a “descontrolarte” por un ratito para lograr el orgasmo, entonces lo que te sugiero es que lo actúes. Ojo, no estoy hablando de fingir, se trata de actuar, ponete en la posición que creas que se logra un orgasmo, mové la pelvis, respirá agitado. Enseñale a tu cerebro cómo y cuándo tener un orgasmo. De a poco, con práctica y paciencia, lo aprenderás de vos misma. Suena increíble, pero ¡probalo porque funciona!

6. Consultá a un profesional

Si aún con toda esta información te está costando llegar, no descartes la consulta profesional con el equipo de sexología. Lo que hacemos en los equipos es pesquisar la causa de esta dificultad y buscar la manera en que logres identificar tus orgasmos. Los tuyos, los reales, no los idealizados.

Nosotras nos leemos

Ahora que apredieron muchísimo más acerca del orgasmo femenino, cuéntenme qué dudas o inquietudes tienen respecto a este tema. ¿Tienen orgasmos? ¿Les cuesta alcanzarlos?

¡Gracias chicas! es espectacular poder encontrarnos mes a mes para seguir hablando de temas que nos importan a Nosotras.

Como siempre, las leo atentamente en los comentarios.

Mariana

#Sexualidad #Salud

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