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¡Hola!

Les quería contar mi historia, así que aquí va. Bueno, todo empieza con mi enfermedad, yo nací con labio leporino y eso incluye muchas cosas de tu aspecto facial como nariz, labio y dientes. La verdad es que nunca me ha gustado mi cara de perfil y parece que a mis compañeros de colegio, tampoco.

Desde que tengo uso de razón siempre me han mirado raro en el colegio o en cualquier lado, pero en el colegio era lo peor, ya que siempre me molestaban porque me faltaban dientes o por mi cicatriz. Yo siempre les decía que era porque de pequeña me había caído, pero ellos aún así, no creían y me molestaban por mi nariz, ya que está como hacia abajo, también me molestaban por mi voz, a veces me decían que hablaba gangoso o sea parecido a Calamardo de Bob Esponja.

Cuando era pequeña no me molestaba tanto, pero cuando ya fui creciendo las molestias eran más y aún más pesadas; al menos, siempre fui de esas que tienen amigos por todos lados y que caen bien con solo decir ¡hola! pero habían personas a las cuales nos les gustaba y me molestaban. Hasta cuando era un poco más grande me empezó a gustar un niño y con el tiempo hasta él me molestaba.

Nunca le dije nada a mi mamá por miedo o por pena con ella. Porque no sé qué se sentirá saber que a tu hija la molestan por la enfermedad que tiene, yo soy de esas personas que pase lo que me pase, siempre estoy feliz y trato de hacer feliz a él que no lo es. Lastimosamente, siempre que volvía del colegio, me encerraba y lloraba un buen rato por todas las cosas hirientes que me decían.

Hasta que un día decidí que no tenía porqué llorar y sentirme mal por palabras que venían de personas que no saben todo lo que he pasado; me han operado cinco veces y aún me faltan operaciones; entonces cuando me molestaban; yo ya no los pescaba o no les respondía, porque creo sinceramente que esas personas no tienen cerebro o son las personas que en su interior más sufren. Ahora, no me faltan dientes, mi voz ya no es rara y ya no me molestan tanto, pero eso no es lo más importante.

Lo más importante es que desde ese día no me ofende lo que me digan, y me da exactamente lo mismo lo que piensen, es mi vida y así me tocó vivirla. Desde ese día, no volví a llorar más ¿pero saben por qué? porque sé y conozco la fuerza que tengo en mí, esta enfermedad me ha dado fortaleza, me ha demostrado lo mucho que puedo aguantar, la valentía que tengo en mí y me da la capacidad de ser feliz a pesar de las circunstancias.

Así que, si a ti de pronto te molestan por algo físico, todos tenemos nuestras batallas, unos más que otros, pero recuerda que esto siempre nos da fortalezas y aprendizajes.

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