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27 de Octubre
Hellooo!! Hoy queremos hablar contigo de un tema súper importante y que, además, está muy de moda: tipos de dietas.
Primero lo primero: La alimentación no es solamente comida. Alimentarse consiste en elegir qué tipo de combustible le damos a nuestro cuerpo para que esté lleno de energía para todas las actividades del día. Es elegir con consciencia qué es lo que yo quiero que nutra mi cuerpo. Es un acto de amor propio. Y el amor propio no mide calorías, ni grasas.
El amor propio mide la calidad de los alimentos que le damos al cuerpo, porque ya es muuuy conocido el hecho de que las calorías de una gaseosa no son las mismas que las calorías de un almuerzo completo y balanceado, aunque el número aparentemente sea igual.
Sin embargo, queremos explicarte en qué consisten las dietas de las que más se habla por estos días, para que tomes decisiones informadas sobre lo que quieres hacer con tu cuerpo y con tu nutrición. No olvides que es mega importante que te asesores con un profesional, para escoger el tipo de dieta ideal para ti.
Vamos a presentarte las más comunes… ¡de las que todos están hablando!:
Es un régimen alimenticio que consiste en disminuir el número de calorías que se ingieren diariamente y la cantidad de cada alimento. Es muy efectiva para combatir el sobrepeso y la obesidad, pero tiene un efecto rebote muy marcado y puede desencadenar un trastorno alimenticio con facilidad.
La dieta hipocalórica elimina aquellos alimentos que “engordan” y no aportan interés nutricional (como los azúcares y las grasas). Para lograrlo, se diseña un plan alimenticio en las proporciones y cantidades adecuadas al perfil del paciente. En esta dieta, normalmente se realizan cinco consumos diarios, pero con cantidades inferiores a las acostumbradas.
Esta dieta se ha popularizado mucho por la acogida que ha tenido entre algunas de las personas más famosas del mundo y consiste en que, según la teoría que ellos defienden, las enfermedades se desarrollan en el cuerpo cuando lo tenemos “ácido”, es decir, con un pH muy bajo. Entonces, lo que defienden es que hay que buscar aumentar el pH natural del cuerpo con alimentos alcalinizantes.
No hay que olvidar que esta teoría no está comprobada por ningún profesional de la salud. No existe ninguna evidencia científica que respalde las ideas en las que se basa esta dieta, ni que demuestre que un "cuerpo alcalino" sea sinónimo de un cuerpo más sano.
Este popular plan de alimentación habla de que la manera correcta de alimentarse es consumir muy pocos carbohidratos, pero muchas grasas saludables.
Hay estudios científicos que respaldan la efectividad de este plan para bajar de peso, pero ninguno desmiente el posible efecto rebote y la posibilidad de que esa disminución del peso no sea la más saludable de todas.
Esta dieta implica reducir los carbohidratos de forma drástica y reemplazarlos por grasas. Esta disminución expone al cuerpo a un estado metabólico llamado cetosis.
Cuando ocurre esto, el cuerpo se vuelve increíblemente eficiente y consigue convertir toda la grasa en energía. También convierte la grasa en cetonas dentro del hígado, lo que puede suministrar más energía al cerebro.
El gluten es una proteína que se encuentra en la mayoría de los cereales, como el trigo y el centeno. Hay algunas personas que tienen la enfermedad celíaca, es decir, que son alérgicas a esta proteína.
Cuando eso sucede, estos pacientes deben adoptar una dieta sin gluten. Sin embargo, en los últimos años se ha popularizado la creencia de que esta proteína es mala para la salud y algunas personas no alérgicas están dejando de consumir gluten. Los expertos afirman que no pasa nada malo si dejamos de consumirlo, pero tampoco nada positivo en nuestro organismo.
Es un régimen alimenticio que no se considera necesariamente una dieta, porque muchas veces la motivación para implementarlo no es rebajar de peso o ser más saludable, sino motivos ecológicos y morales. Consiste en no consumir ningún tipo de alimento que implique la muerte de un animal, es decir, consiste en eliminar las carnes de la dieta.
Para decirlo de manera fácil de entender, el vegano es un vegetariano mucho más estricto, porque no solamente limita las carnes, sino todos los productos de origen animal. En el veganismo se restringe el consumo de carne, leche, huevos, miel, queso y cualquier otro alimento que provenga de un animal. Más que una dieta, el veganismo se trata de toda una postura ética.
Es una técnica moderna en la que no hay una restricción calórica o de ningún tipo de alimento, sino que la persona que decida hacerlo debe dejar de comer durante ciertas horas al día.
Hay varios modelos de ayuno intermitente, pero en conjunto todos plantean que el ser humano no está diseñado para estar todo el día comiendo, sino comer solo con hambre y luego tener largos periodos de ayuno.
Hay muchos expertos que lo recomiendan, especialmente porque no tiene el efecto rebote de las dietas tradicionales, pero hay muchos otros que defienden que el ayuno intermitente es la puerta de entrada a muchos trastornos alimenticios.
Bajas de peso: Ese es el objetivo de la mayoría de las dietas y, si eres lo suficientemente constante y dedicada, es muy posible que lo consigas, si eso es lo que deseas.
Haces consciente lo que comes: Cuando hacemos una dieta pasamos mucho tiempo pensando en qué comer, cómo comer y a qué horas comer. Por eso, la alimentación se vuelve consciente y tú sabes muy bien cuál es la calidad de los nutrientes que les estás dando a tu organismo.
Te alimentas mejor: La mayoría de las dietas busca disminuir el consumo de los alimentos que pueden resultar nocivos e incrementar el de los sanos, por eso, una consecuencia de cumplir con un régimen alimenticio es ingerir solamente alimentos que le hagan bien al cuerpo.
Tienes más energía: Al consumir alimentos que le hacen bien a tu cuerpo, te sientes más saludable y con mayor energía para cumplir con tus tareas diarias.
El efecto rebote: Este fenómeno consiste en que después de una dieta muy baja en calorías, en la que bajamos mucho de peso, volvemos a nuestro consumo normal de alimentos y subimos a un peso más alto del que estábamos antes de empezar la dieta. Esto sucede porque el cuerpo “aprende” que le estamos dando muy pocos nutrientes, entonces todo lo que consumimos lo aprovecha al máximo y lo almacena. Entonces, cuando volvemos a la alimentación común y corriente, el organismo sigue acumulando todo lo que ingiramos para prepararnos para la siguiente dieta.
Cuentas calorías, no nutrientes: Las dietas hacen que nos volvamos expertas pesando los alimentos y contando las calorías, pero no entendiendo cómo funciona nuestro cuerpo o escuchando al organismo.
¿Trastornos alimenticios? Las dietas, como ya lo hemos mencionado, son una puerta de entrada a los trastornos alimenticios cuando se hacen sin acompañamiento de un experto. Además, también pueden ser un síntoma de alarma para diagnosticar uno de estos trastornos.
Se vuelve una obsesión: Las dietas deben ser regímenes para sentirnos bien, bonitas y sanas, pero lamentablemente muchas veces se convierten en una obsesión de la que es muy difícil salir.
¿Dieta o alimentación saludable?
Nuestra recomendación es que nunca empieces una dieta sin visitar a un profesional en el tema. Además, queremos que antes de que comiences a contar calorías, pesar alimentos y mirar el reloj para comer, te preguntes a ti misma cuál es tu objetivo con esta dieta que quieres empezar, y qué es lo que te está motivando a hacerlo.
Todas tenemos derecho a querer sentirnos cómodas cuando nos miramos al espejo y a desear un cuerpo sano y lleno de energía. Sin embargo, si no tienes claro qué es lo que quieres lograr y por qué quieres hacerlo, va a ser muy difícil que te pongas metas realistas y medibles, a corto plazo.
Consulta siempre a tu nutricionista o nutriólogo de confianza, no tomes decisiones sobre tu cuerpo y tu salud a la ligera y recuerda siempre que eres perfecta como eres. ¡La salud es lo más importante!
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