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1 de Octubre
Hola pipis! ¿Cómo las trata este mes tan relacionado a la maternidad?
Me pareció interesante que abordemos esta temática.No vayan a pensar que esta nota trata del Día De la Madre !NO! Creo que ni es necesario que hablemos de la celebración en sí, sino que me gustaría más contarles, de corazón, algunas reflexiones que me abordan respecto a la maternidad.
Me resulta gracioso como todo el mes se llena de imágenes y conceptos de “Mamis felices”, donde se muestra de una manera demasiado romantizada la maternidad, pero lo que más me hace ruido es este mensaje implícito de que la felicidad de la mujer llega con la maternidad.
Entonces pienso, ¿Qué trampa,no? Tanto para aquellas que deseen ser madres como para las que no.
Para las mujeres que son madres o que planean serlo, este tipo de mensajes generan una expectativa tan alta que en muchos casos solo genera frustración y culpa. ¿Tanta energía puesta en la maternidad me “obliga” a ser feliz ahora que tengo un hijo/a? ¿Qué pasa si no lo soy? ¿Soy una desagradecida? ¿Qué pasa si no puedo concebir?
Ni hablar de aquellas que elegimos no ser madres. Siento que un poco aprendimos a vivir con la mirada de afuera que nos juzga o hasta incluso se “apena” por nosotras. Sé que a esta altura de la vida todas estamos de acuerdo con que la maternidad debería ser una decisión personal, totalmente basada en el deseo.
¿Pero qué pasa con el respeto de nuestro entorno a estas decisiones?
Yo no quiero ser madre, por lo menos nunca tuve deseo maternal, jamás, ni de pequeña. Me aburría mucho jugar a la mamá! Tengo amigas que decidieron ser madres jóvenes, otras que no pueden serlo de forma biológica, como también conozco mujeres que no pudieron tomar la decisión de serlo por diferentes injusticias. Otras tuvieron que ceder al deseo de otro, y me refiero no tanto a ser madre sino a desearlo y en otros casos, ser mamá sin desear serlo.
Diversas mujeres,muchas historias, diferentes deseos. Pero…¿Saben cuál es el único punto en común? Todas ellas han sido criticadas por el entorno.Por ende, empiezo a creer que la maternidad como temática parece que habilitara a otros a opinar, criticar o juzgar nuestras decisiones, ¿no?
Entonces me pregunto ¿De dónde viene esto? ¿En qué momento nos pareció natural criticar a una mujer por querer o no querer ser madre? O incluso criticar a una mujer en su rol de madre por el tipo de crianza que decide darle a sus hijos. Lo escribo y pienso, ¿Estaré exagerando? Pero recuerdo todas las veces que escuché críticas a “malas madres”, como todas las veces que me criticaron a mí por no querer serlo.
O peor aún, la subestimación de decirme que estoy equivocada, que ya me va a “picar”, que me voy a arrepentir toda la vida, que me voy a quedar sola, que cuando sea anciana nadie me va a cuidar… Entre muchas otras cosas que podría pasarme la vida contándoles.
A lo que quiero llegar es simplemente invitarlas a nosotras y a nuestros entornos a reflexionar acerca de la maternidad, sus miles de formas y su deseos. Entendiendo que cada mujer hace lo que quiere (en el mejor de los casos), o lo que puede en esta vida, que juzgar no suma, nunca suma.
Me parece que el secreto es dejar de cuestionarnos entre nosotras, mujeres, que hagamos tribu, que nos respetemos, que aprendamos a respetar los límites de la otra, que nos inspiremos a poner nuestros propios límites para conectar con nuestro verdadero deseo y nuestro verdaderos modos de maternar, o no.
Ojalá todas las mujeres del mundo puedan conectar con su verdadero deseo, elegir ser madres o no, y en el caso de serlo, no ser juzgadas por sus modos.
Todas, absolutamente todas, estamos haciendo lo que podemos.
Las abrazo con el alma.
Fiamma.
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