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Cuando tenía 7 años de edad me cambié de escuela, mi madre con su pareja me llevó al colegio, mis compañeritos al vernos se burlaron, ya que a la pareja de mi mamá le faltaba una pierna, ellos se fueron y me dejaron allí.

Fue un día terrible, todos ellos me decían - tenés un papá sin piernas. En la salida también me lo decían, yo me sentía muy mal, lloraba y le contaba a mis maestros, pero nadie hacía nada; solo me decían que no les hiciera caso, lo malo es que ellos no veían el dolor que me causaba.

Así seguí siempre todos los días, me decían cosas y no solo en el colegio, sino también en las calles. Yo me sentía muy mal, esto ocurrió hasta sexto grado.

Pero, todo dio un giro al conocer a una chica que perdió una de sus piernas, también en un accidente.

Ese día todos la miraban pero nadie le decía nada, todos la apoyaron e incluso uno de los que me molestaba se hizo su novio. Luego, me seguían molestando, hasta que ella dijo que quería hablar con todos nosotros.

Empezó a contarnos toda su vida, cómo sufrió tanto al perder su pierna, como sufre al no poder ser como los demás, al no poder correr y caminar bien. Ella me llamó y me dijo tú tienes que sacar a la luz todo lo que estás sufriendo, cuéntale a todos porque yo sé cómo te sientes, porque yo también pasé por algo igual, e incluso peor de lo que tú estás pasando porque lo viví en carne propia.

Desde ahí tomé coraje y dije -  si ella pudo ¿por qué yo no? En ese momento todos vinieron a abrazarnos y me pidieron disculpas por todo los años que me lastimaron con palabras y acciones. Después de eso fui a la psicóloga para superar mis problemas.

Hoy en día estoy muy feliz, por eso invito a todos a que saquen también a luz todo lo que de pronto les está ocurriendo, así se solucionara, no callen, hablen y sean fuertes.

Un abrazo gigante y suerte.

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