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Desde hace muchos años, el ballet clásico se ha considerado unos de los bailes más elegantes y exigentes que existe. Gracias a la complejidad que se tiene al interpretar una pieza, y por el gran esfuerzo y dedicación de tiempo que se da en los ensayos.

Esta actividad requiere mucha pasión y paciencia. Se recomienda empezar desde una edad temprana para facilitar la flexibilidad, las posturas correctas y el dominio del cuerpo.

Al apreciar el talento de los bailarines en sus presentaciones, vemos que es satisfactorio seguir sus movimientos, al hacer los saltos pareciera que vuelan. Hipnotizados por la presentación y la música de fondo, nos llega el sentimiento de mejorar y dar siempre lo mejor, querer ser hábiles, poder realizar entrelacé, jeté, tour en L’air; realizar las pirouette, caer tan delicadamente…parece tan sencillo que no vemos el esfuerzo que implica.

Helga Pfennig, directora de una escuela privada de ballet en Stuttgart, comparte la opinión de que la disciplina es primordial juntamente con el trabajo en equipo. La profesora Pfennig, de 66 años de edad “El ballet transmite una sensación de descanso en el trajín diario y les permite a los niños dejar de pensar un momento en la escuela”.

Muchos expertos coinciden que es uno de los deportes más sacrificados; detrás de los tutús y zapatillas, no observamos las secuelas de este magnífico baile…si bien es una dosis que aporta beneficios a la salud, como: mejorar la elasticidad, calmar el estrés, aumentar la concentración, potenciar la creatividad, corregir la postura, entre otros.

Si bien el ballet tiene una cara tan exquisita, también tiene su lado sacrificado. Los bailarines tienen que lidiar, mayormente, con problemas de la rodilla, caídas y jalones. El mayor porcentaje de estas lesiones son relativamente pequeñas si no se ha practicado anteriormente.

En lo que respecta a las mujeres, se podría decir que el mayor problema se presenta al usar zapatillas de puntas, ya que causan heridas en los pies.

"Siento que siempre estoy en guerra con mis pies", dice Lauren Lovette. Quien es una de las bailarinas principales del Ballet de la Ciudad de Nueva York. Esto se debe a que las bailarinas corren, saltan sin absorción de choque, soporte de arco o cualquier tipo de asistencia.

Los bailarines no tienen tales lujos, dado que recorren el escenario descalzos, o en tacones, o en finas zapatillas con una frágil suela de cuero o zapatillas de ballet.

Se puede decir que los bailarines son tan fuertes como los jugadores de fútbol americano, subiendo y bajando en las zapatillas, se ejerce una fuerza equivalente a 10 – 12 veces el peso corporal.

En conclusión, los bailarines dan su mayor esfuerzo para dar al público un espectáculo de primer nivel.

Mis felicidades a todos los bailarines.

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