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Era un día normal, común y corriente en el colegio, estaba muy feliz recibiendo clases de matemáticas y ya faltaba una hora para que terminara la clase y empezará la materia de computación; una vez que entramos al aula de computación, la licenciada dijo: - hoy vamos a ver una película de terror.

Estábamos viendo todas mis compañeras la película con miedo, cuando a mitad de la película empecé a sentir unos dolores inmensos e intensos que no aguantaba, quería decirle a la licenciada pero me quedé callada, al rato sentía que algo calientito bajaba y por un momento dije en mi mente: ¡¡ay no!! ¡¡me estoy orinando!! Pero, me relajé.

Después sonó la sirena de recreo o receso, como ustedes lo prefieran llamar. Una vez que salimos al recreo, ya habían salido todos y yo fui la última en salir, en el momento en que iba a salir me sentí rara, me paré para salir pero entra mi mejor amiga por la ventana del aula y ¡grita!

Yo salté y me giré donde ella estaba y le pregunté: - ¿qué pasó? Ella no dejaba de verme, así que se lo volví a preguntar -¿qué pasó? y ella me dice en voz baja: sangraste tu asiento, está lleno de sangre tu calentador.

En ese momento me quedé como estatua, la miraba a ella, a la silla y a mi calentador. Pero no me asusté tanto porque ya me habían hablado sobre eso; así que lo único que tenía era un poco de miedo a que entrara un compañero y me viera manchada de sangre y que luego se lo dijera a todo el mundo.

Para mi mala suerte entró uno de mis compañeros ¡¡y me vio así!! ¿Pueden creerlo? y él se fue corriendo a avisar a la licenciada. Lo gracioso fue que él pensó que me corté, porque así le dijo a la licenciada. Ella vino corriendo a ver qué pasaba y por qué estaba sangrando, cuando ella llegó le dije: - No se preocupe solo que ya me bajo, o sea, tengo el período.

Ella me preguntó que si me dolía y me dijo que era normal en la menstruación, me dijo - ponte una chompa en la cintura y vamos a enfermería. Luego, llamaron a mi madre para que me trajera un calentador y unas toallas, después de unos minutos llegó mi madre, me cambié rápido y fui a recibir clases. Mis amigas me decían que ya era señorita y esa fue mi pequeña historia.

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