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16 de Junio
¡Hola chicas! cómo están? Qué genial volver a encontrarnos un mes más; esta vez, hablando de un tema que está empezando a tener cada vez más peso. Sin embargo, hay muchísima desinformación… O peor, sobreinformación. ¿No les pasa que a veces entran en las redes y se aturden de tanto contenido, o ya no saben qué creer o qué información es fiable y cuál no?
Por eso hoy traje este tema, el de la y , tipos de orientación sexual, diversidad sexual y de sexo; para empezar a puntear algunos aspectos de los que suele haber mucha desinformación y es clave que tengamos algunas cosas más claras.
Sobre todo porque, si bien hoy vamos a hablar específicamente de diversidad sexual, la diversidad abarca todos los ámbitos: el aprendizaje, el trabajo, las familias, la conducta, las emociones… Y claro, la sexualidad no es ajena a este crisol de posibilidades.
En definitiva, no somos tan de manual como nos hicieron creer. Años atrás todo lo que no era hombre-mujer y hetero, quedaba en un gris que no se definía. ¿Sabían que incluso la OMS consideró a la homosexualidad como una enfermedad hasta casi los años 80’s? Nos parece insólito, ¿no? Pero hablamos de hace un puñadito de años atrás, nada más.
Y eso significa que es probable que este nivel de desinformación siga vigente en la sociedad y, en consecuencia, falte la empatía para acompañar y empatizar con la diversidad.
Respeto. Una de las claves para entender y aceptar es esta, el respeto a quienes piensan, sienten y experimentan su sexualidad de un modo diferente. ¿Diferente a quién? A la heteronorma, al manual de hombre-mujer-hetero, el modelo binario impuesto.
La diversidad sexual abarca orientaciones e identidades, pero además nos plantea el desafío de replantearnos estos estereotipos, reconociendo la fluidez en los géneros, respetando las identidades no binarias y transgénero, evitando prejuicios y estereotipos arraigados. Entonces, desde el respeto, vamos a pensar juntas algunas definiciones.
Es el género asignado al nacer. Únicamente está determinado por los genitales observables. Si la persona tiene vulva, el sexo asignado es mujer. Si la persona tiene pene, según el sexo biológico, es hombre.
Es el sexo con el que se identifica la persona. Tiene un componente social, conductual y cultural: es una construcción individual. Puede ser hombre o mujer cisgénero (se identifican y se sienten del género asignado por el sexo biológico), hombre o mujer transgénero (fueron asignados por sus genitales pero se sienten del género opuesto), o bien personas no binarias (no se identifican de manera excluyente con uno u otro género).
Define a la inclinación sexual, es decir, quiénes te gustan o atraen según tu propia identidad de género y la de la otra persona. Algunas palabras que ya conocemos y que se engloban como orientaciones sexuales son: hetero, homo (gay o lesbiana), bi, pan o asexual. Y de nuevo: tampoco es tan lineal. Alguien que inicia su vida sexual en relaciones sexoafectivas bisexuales, puede con el tiempo - o no- identificarse en la pansexualidad, por ejemplo.
Socialmente está instalado esto de respetar lo que la persona elige. Y la realidad, chicas, es que ninguna de Nosotras elige nuestra orientación. La orientación sexual no se elige. Yo no elegí ser heterosexual, simplemente lo soy. Así como hay personas que son bisexuales y no es una elección, sino una parte de la personalidad de cada persona.
La orientación sexual se da de una manera natural, e incluso algunos papers científicos enseñan que lejos de ser una elección, la orientación es una combinación de elementos psicológicos, ambientales, biológicos y culturales. Seguir pensando que es una elección nos aleja de un modelo posible de sexualidad plena e invalida la experiencia subjetiva de esa persona: “no elegí: soy”.
Justamente durante el mes de junio se habla mucho de este tema en los medios porque es el Mes del Orgullo LGBTQ+, en el que se celebra el amor en todas sus formas, manifestaciones, colores y matices.
Este mes, campañas, marchas, posteos en redes y múltiples eventos en todo el mundo dan lugar a visibilizar la diversidad.
Pensemos que para aquellas personas que están en el colectivo LGBTQ+, ajenas a toda representación, sintiéndose parte de una minoría y muchas veces invalidadas en sus emociones, sus capacidades e incluso, en sus derechos, el impacto en su autoestima y su salud mental ha sido muy negativo.
Es innegable que algo está cambiando, que somos parte de este cambio y que al fin en los medios de comunicación y en las redes sociales hablamos de Educación Sexual Integral con total libertad, lo que permite y favorece que muchas personas puedan sentirse identificadas, representadas y quizás por primera vez, puedan ponerle palabras a quienes son.
Definitivamente la aceptación de la identidad puede ser un proceso complejo (lo es para todas las personas), pero aquellas que se ven condicionadas por sus entornos familiares y afectivos pueden tener una dificultad entre aquello que se espera de ellas y lo que realmente sienten, quiénes son en verdad. Por eso, la ESI. Por eso, visibilizar.
Por eso dejar de patologizar la sexualidad encasillando siempre en el rótulo que alivie la carga mental a un otro. La diversidad sexual es un increible abanico de posibilidades, de sensaciones, de expresiones múltiples. Celebrar el amor e incluso el amor propio, en todas sus formas, manifestaciones y colores es también abrirnos a la posibilidad de empatizar, respetar y hacer valer los derechos de cada persona en el camino hacia una autoestima plena y saludable.
Qué orgullo que seamos Nosotras quienes, al fin, hablemos de este tema.
Les voy a dar un ejemplo, y creo que será útil para como ejercicio para hacer cada una en casa.
Mi nombre es Mariana. Mi sexo biológico es femenino (tengo vulva). Mi identidad de género es mujer cisgénero (fui asignada como mujer al nacer, y además me identifico culturalmente y me siento mujer). Mi orientación sexual es heterosexual (me atraen los hombres cisgénero). Pero además, estoy casada hace muchos años, en una relación monógama cerrada (el compromiso sexoafectivo es únicamente con mi pareja, hombre cisgénero).
¿La hacemos más compleja? Mi hermana, quien también nació mujer (su sexo biológico), se identifica como mujer cisgénero, su orientación sexual es bisexual (se siente atraída tanto por hombres como por mujeres) y mantiene relaciones sexoafectivas en una trieja (un vínculo entre tres personas) con una relación abierta, poliamorosa (tienen un pacto en el que cada quien puede tener relaciones sexoafectivas con otra/s personas).
Y te pongo un caso más complejo, mirá: una conductora famosa de los medios, fue asignada como hombre al nacer (tenía pene), su identidad de género es mujer trans (transicionó hacia mujer, el género con quien se identifica), mantiene una relación sexoafectiva heterosexual con una pareja hombre cisgénero, quien además es el padre de sus hijos...
¡Y ahora les toca a ustedes! ¡¿Lo hacen y después me cuentan en los comentarios qué les pareció?!
Nos leemos en la próxima nota, chicas. Siempre es un lujo encontrarnos.
Maru.
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