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12 de Septiembre
La menstruación es diferente para cada una de Nosotras: algunas tenemos periodos cortos y ligeros, mientras que otras tienen un flujo más largo y abundante, y eso suele ser normal... al fin y al cabo, ¡cada cuerpo es único! Sin embargo, en algunos casos poco frecuentes, el flujo menstrual abundante puede ser un signo de hemofilia. Pero, ¿cómo saber si se trata de esta rara afección o, si por el contrario, no tienes de qué preocuparte? Te contamos todo lo que necesitas saber sobre la hemofilia y menstruación.
La hemofilia es un trastorno sanguíneo hereditario causado por una variación espontánea, llamada “mutación”, en el gen encargado de espesar la sangre. Básicamente, esto impide que la sangre coagule correctamente. Por ejemplo, si te haces un corte en el dedo, te caes o te raspas la rodilla y la sangre no se detiene por sí sola al cabo de unos minutos, podría ser un signo de hemofilia.
Esta enfermedad se transmite de padres a hijos. Por lo tanto, si en tu familia hay antecedentes de hemofilia, puedes tener un 25% de probabilidades de padecerla al igual que ellos. Y, aunque es mucho más frecuente en varones que en mujeres, cualquiera puede tenerla.
Conocer a fondo esta enfermedad puede ayudarte a detectar los signos y a buscar la atención y el apoyo que puedas llegar a necesitar: tú, un familiar o una amiga. Así que, comencemos por familiarizarnos con los diferentes síntomas de la hemofilia:
Aparición constante, o con mucha facilidad, de hematomas o lo que conocemos como un “moretón”.
Sangrado por la nariz de un momento a otro y sin ninguna explicación.
Sangrado excesivo cuando te cortas, tienes un raspón, una cirugía o un procedimiento dental.
Sangrado en la orina o heces, en casos más avanzados.
Dolor e hinchazón constante en las articulaciones.
Sangrados prolongados, incluso después de haber cesado.
Básicamente, cuando tenemos una herida que produce un sangrado, ya sea leve, moderado o excesivo, el cuerpo tiene un mecanismo natural para detenerlo, que consiste en la agrupación de células sanguíneas y, a su vez, forman un coágulo con la ayuda de unas proteínas, conocidas como “factores de coagulación”. En el caso de la hemofilia, ocurre cuando hay deficiencia o escasez de uno de estos factores de coagulación.
Cuando decimos que la hemofilia “es una enfermedad de los hombres”, no descartamos la relación que existe de la hemofilia en mujeres, pues más adelante profundizaremos más sobre esto. Como te comentábamos, esta afección suele aparecer, en la mayoría de los casos, debido a un factor genético ¡y te lo explicaremos en palabras más sencillas!
La hemofilia es una enfermedad que está muy vinculada al cromosoma X. Todos cuando nacemos tenemos estos cromosomas; en el caso de los hombres, ellos cuentan con un cromosoma X y un cromosoma Y. Mientras que las mujeres tenemos dos cromosomas X.
Entonces, -ojo al dato- La razón por la cual los hombres tienen más probabilidades de desarrollar esta afección es porque, dado el caso de heredar una mutación con el gen de la hemofilia, sólo cuentan con un cromosoma X, y no tienen un segundo cromosoma que ayude a compensar la deficiencia de los factores de coagulación. Pero esto no es todo, ¡sigue leyendo porque el tema se pone más interesante!
Dado que los hombres tienen un cromosoma X y un cromosoma Y, a diferencia de Nosotras que portamos dos cromosomas X, quiere decir que tenemos la posibilidad de contrarrestar el gen defectuoso con el otro cromosoma X. Por ello, decimos que las mujeres que tienen esta alteración en uno de sus cromosomas, son “portadoras” por lo cual, tienen un 50% de probabilidad de transmitir esta enfermedad a sus hijos hombres o mujeres.
Las mujeres portadoras pueden o no, tener algunos síntomas que se relacionen con la hemofilia. Sin embargo, para desarrollar completamente la enfermedad, deberán poseer el gen alterado en ambos cromosomas X.
Cuando hablamos de hemofilia en mujeres, sin duda, también debemos mencionar la relación entre hemofilia y menstruación. Pues aunque es raro que una mujer pueda padecer esta enfermedad, quienes son “portadoras”, es decir, que cargan en uno de sus cromosomas X el gen defectuoso, sí pueden presentar un mayor riesgo de sangrado; por lo tanto, ¡ninguna de Nosotras está exenta! Dado que la hemofilia es un trastorno de la sangre, es natural que afecte a la menstruación, y por eso, es importantísimo que sepamos cómo actuar ante esta situación.
Tanto como si tienes familiares con antecedentes de hemofilia, o incluso si no los tienes y presentas síntomas similares a los que ya te hemos mencionado, es importante solicitar un estudio clínico para conocer y analizar tus factores de coagulación. Esto se puede hacer a través de una prueba de sangre o hemograma completo (CBC), que nos ayuda a medir la cantidad de hemoglobina, así como el tamaño y la cantidad de glóbulos rojos, glóbulos blancos y plaquetas.
También, según el portal de Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), se puede llevar a cabo una Prueba del tiempo de tromboplastina parcial activado (TTPA) o Prueba del tiempo de protrombina (PT), que nos deja ver qué tan bien o mal se coagula nuestra sangre y el tiempo que tarda en hacerlo.
Como todo lo relacionado con nuestra menstruación, la duración puede variar de una mujer a otra. Por lo general, los flujos menstruales duran de 2 a 7 días, y los periodos más largos a menudo se correlacionan con los más abundantes. Y aunque es completamente normal que el sangrado cambie de un ciclo a otro, tener un flujo constante de alrededor de 5 cucharadas (80 ml) se considera menstruación abundante (también conocida como menorragia).
Calcular la cantidad de sangre que menstrúas puede ser complicado, pero hay algunas formas de saberlo, ¡aquí vamos!
Has notado que necesitas cambiarte la toalla o el tampón más de una vez cada una o dos horas.
Te despiertas con frecuencia durante la noche para ir al baño a cambiar tus productos menstruales.
Expulsas coágulos de sangre más grandes que una uva.
Sientes inundaciones o chorros de sangre de manera espontánea.
Encuentras manchas del período en tu ropa, o incluso en tu cama cuando despiertas.
Se trata de la ¡ovulación dolorosa! Nuestros ovarios liberan un óvulo alrededor del día 14 del ciclo menstrual. Aunque este proceso pasa casi desapercibido para la mayoría, las mujeres con hemofilia pueden sufrir síntomas como dolor en el bajo vientre cuando se produce la ovulación. Puede producirse en un solo lado del bajo vientre y, a veces, también se denomina "Mittelschmerz" que en alemán significa “dolor del medio”.
Puede resultarte muy útil experimentar con distintos productos menstruales para averiguar cuál es el que mejor se adapta a ti y a tu flujo abundante. Entre ellos, nuestras Toallas Buenas Noches son una alternativa ideal ya que son 8 centímetros más largas y 40% más anchas, para que puedas moverte con tranquilidad mientras descansas, sin riesgo de mancharte. Además, cuentan con máxima absorción, control de olores y te garantizan un ajuste seguro.
¡Tienes muchas opciones para probar y sentirte protegida durante los días y noches de tu periodo!
El 30% de las mujeres tienen menstruaciones abundantes.
El 50% de las mujeres con menstruaciones abundantes padecen un trastorno hemorrágico como la hemofilia.
El 20% de las personas con un grado leve de la enfermedad son mujeres. Cuando se trata de casos graves, las mujeres representan sólo el 0,5%.
Aunque puede parecer desalentador al principio, vivir con síntomas de hemofilia no significa que no puedas tener una vida normal o seguir haciendo las cosas que te gustan. Y aunque se trata de una enfermedad compleja, la hemofilia es tratable.
La mayoría de las veces, el dolor que produce la hemofilia puede aliviarse con algo de reposo y analgésicos. Pero si notas un dolor inusualmente intenso en el bajo vientre que no se calma con simples analgésicos, es conveniente que hables con tu médico. Él podrá confirmar lo que realmente ocurre y orientarte sobre el mejor tratamiento posible.
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